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Mientras seguíamos caminando al bosque, Aster me da una mirada que conozco demasiado bien, yo lo miré confundida, alzando las cejas y parando, estábamos muy lejos de la cada Cullen así que no nos escucharía nadie, —¿Qué?

—¿Te emocionaron con un beso, no?—pregunta sonriendo de lado.

Abro los ojos exasperada, —¡Aster!

El levanta los hombros aún sonriendo, —No lo vas a negar.

—Ay ya cállate.—golpeé un poco su hombro.

—Mejor dime, ¿Qué es lo que querías mostrarme?

—Ah si.—recordó algo y luego se posicionó frente a un árbol que tenía hojas largas y rectas hacia abajo, —Bienvenida al festín.

Abrió parte de las hojas y yo me asombré, si fuera humana me daría pena o asco pero ahora que soy vampira me da hambre, habían unos ciervos, pumas y un oso ahí, muertos porque Aster los mató pero aún tenían su sangre completa.

—¿Los cazaste tú solo?—pregunté asombrada acercándome a un puma.

—Si, yo solito.—alardeó un poco y yo reí.

—Bueno, no se tú, pero esos pumas se ven demasiado deliciosos, con permiso.—hago una pequeña reverencia antes de irme a por los pumas.

Sentimos a más vampiros llegar, unos que no fueron invitados a decir verdad, los demás corrimos a paso humano y vimos a un rubio y un peli negro sentados en unas rocas altas, Jake en lobo y otros pequeños lobatos trataban de alcanzarlos.

—Vladimir, Stefan, están muy lejos de casa.—empezó Carlisle.

—¿Qué están haciendo aquí?—esa fue Kate.

Al parecer todos sabían quienes eran y no les gustaba su presencia.

Oímos que los Vulturris vendrrían a enfrrentarrlos, perro que no lo harrían solos.—dijo el rubio, con un acento rumano.

—No hicimos lo que ellos piensan.—Carlisle respondía por los demás.

No nos interresa lo que hayan hecho, Carrlisle.—repuso Vladimir.

—Hemos esperado un milenio para enfrentar a esa basura italiana.—espetó Stefan.

Yo los miraba con el ceño fruncido, no estaba entendiendo nada de lo que pasaba.

—No planeamos pelear con los Vulturis.—hacía entender el patriarca del clan Cullen.

Lástima, los testigos de Arro quedarrán decepcionados.—Vladimir se giró a Stefan.

—Les encantan las peleas.—sonrió el peli negro, les divertía creer que cambiarían nuestro punto de vista.

—¿Los testigos de Aro?—se metió Eleazar.

Oh, ¿Aún esperran que escuchen?—fingió tristeza.

—Cuando Aro quiere a alguien de un clan, no tarda en encontrar evidencia que pruebe que ese clan cometió algún crimen.—habló Eleazar en la sala de la casa Cullen.

—Entonces a hecho esto antes.—adiviné jugando con las manos de Edward, estaba sentada en su regazo de lado y el me rodeaba la cintura con sus brazos.

—Sucede muy pocas veces, nunca noté un patrón.—Eleazar se encogió de hombros.

—Parece que siempre perdona a una persona si piensa que está arrepentida.—indicó Carlisle.

—Esa persona siempre tiene una habilidad, y siempre se le da un lugar con la guardia.

Guarda silencio, hablo en serio.

—Todo esto es por Alice.—se metió Edward sim pensar. —No tiene a nadie como ella.

—¿Y por eso se fue?—más que una afirmación fue una pregunta hacia mi esposo y el aire.

—¿Para qué necesita testigos?—intervino Emmett.

—Para correr la voz de que se ha hecho justicia.—habló Alistair, —Después de masacrar a todo un clan.

—Benjamin, Tia, nos vamos.—decidió Amún.

—¿Y a donde irán?—paró Edward, el señor y la que parecía su esposa lo miraron, yo me levanté para que el lo hiciera, —¿Por qué piensas que quedará contento con Alice? ¿Qué evitará que vaya tras Benjamin luego? ¿O Zafrina o Kate, o cualquiera que tenga un don? Su meta no es el castigo, es el poder. Es la adquisición, quizá Carlisle no les pida que peleen, pero yo si, por el bien de mi familia, y también el de las suyas, y por su manera de vivir.

Hubo un silencio algo incómodo, yo estoy recostada sobre Jake, sin nada que hacer o decir, solo estaba acostada sobre el cuerpo de mi mejor amigo, sintiendo su pecho subir y bajar al respirar, luego me pidió que me pare un momento.

—Las jaurías pelearán.—decidió, —Nunca les hemos temido a los vampiros

—Pelearemos.—decidió el clan Denali.

—No es la primera vez que lucho contra una tiranía.—se metió Garrett.

—Me uno a ustedes.—sonrió Benjamin levantándose.

—No.—paró el que parecía ser el apoderado del moreno.

—Yo haré lo correcto, Amún.—se giró hacia el señor, —Tú puedes hacer lo que quieras.

Me levanto solo porque me incomoda ser casi la única que estaba sentada.

—Te apoyaremos.—se unieron las del Amazonas.

—También nosotros.—se unió otro clan y con ellos otro.

No fue tan difícil.—oímos a Vladimir, susurrando, aunque nosotros podíamos escucharlo.

—Esperemos no llegar a eso.—dijo Edward.

—Ya veremos.—Alistair se fue con la vista de todos en el.

Todos demostraron valor, aunque sabíamos que el ejército de Aro venía hacia nosotros, pronto enfrentaríamos los siniestros fines de Jane, y peor aún, el vapor paralizante de su hermano Alec, que podía privarte de la vista, el oído y el tacto.

Edward tomó la palabra, —Aro querrá incapacitarnos antes de pelear. Jane y Alec me atacarán primero porque puedo anticipar sus movimientos.

—Ojalá todos tuviéramos tu escudo.—dijo Garrett parado a mi lado.

—Pero no me ayuda a pelear.—recordé girándome a el.

—Pero podrías ayudarnos, si pudieras proyectarlo.—sugirió Tanya desde el sillón.

—Continúa...—pedí mirándola.

—Proteger a alguien que no seas tú misma.

—¿Se puede?

—El don se desarrolla, con el tiempo.—asintió Carlisle.

—Al principio, solo lo tenía en mis palmas, ahora puedo extenderlo a todo mi cuerpo.—Kate se puso como ejemplo.

—¿Cómo lo haces?—pregunto, ella duda mucho, —Dime.—pedí agarrando su mano, tal vez un poco bastante fuerte.

—Ouch.—se quejó suavemente.

—Tienes que visualizarlo.—explicaba Kate cuando habíamos salido al bosque del frente de la casa, —Ver como se mueve, de que color es, ahora imagínalo expandiéndose, haz que emane de ti.

Okey, tengo que imaginarlo...tal vez, si, así, supongo. De acuerdo, lo tengo, y...nada, absolutamente nada. ¿En serio? ¿Dónde está la asombrosa imaginación de Ashly Mendoza cuando la necesita?

Mierda, tengo que hacerlo, a ver...empieza por...mi pecho, supongo que es la mejor opción...color...dorado, obviamente, movimiento...como en ondas horizontales. Si, ahora si, lo siento salir de mi, lo veo exactamente como lo quise, y es algo dorado, pero al instante regresa a mi, no se expande.

—Creo que necesita algo que la motive.—dijo Kate hacia Edward cuando yo alcé los hombros.

Veo a Eddy intentando ponerse frente a su prima, —No.

—Está bien, Ashby, aguantaré.—decidió.

—Eso dice ahora.—escucho a Garrett.

—Concéntrate, o le va a doler,—el intento de Aster para hacer que me concentre no ayudaba.

—¿Eso es motivación?—me quejé hacia él, Aster alzó las manos en rendición, —¡Oye aún no estoy lista!—digo y escucho un grito, Edward ya estaba en el piso, había tocado la mano de su prima, —Lo lamento, Eddy, dije que no estaba lista.

—No te preocupes.—se trata de parar.

—Oye, no la estás motivando.—se quejó Emmett.

—¿Quieres intentarlo?—retó Edward.

Yo intenté concentrarme cerrando los ojos, es de color dorado, ondas horizontales, color dorado, ondas horizontales, color dorado, ondas horizontales. Abrí los ojos y lo vi emanar de mi, Kate tocó el cuello de Edward y lo vi caer, carajo, esto no funcionaba.

—¡Kate!

—Necesitas un incentivo.—se excusó, —¿Voy a ver si Freissy está despierta?

—¿¡Estás loca!? Tú no vas a tocar nunca en tu maldita vida a mi hija.—paré agarrando su brazo, inmovilizándola.

—De acuerdo.—me hizo soltarla, alzó la palma hacia Edward, —Esto es todo mi poder.

Mi esposo abrió los ojos pidiéndome con ellos que lo haga, yo solo hice una mueca, lo hice de nuevo, ahora más rápido porque sino, me dejaban bajo tierra al Eddy, vi como lo rodeaba un campo dorado casi invisible, su prima tocó su muñeca, no lo veo caer, gritar o retorcerse, abre los ojos y mira su muñeca, cuando Kate termina dejo de concentrarme.

—Es doloroso, pero soportable.—me sonrió y yo hice lo mismo.

Estaba orgullosa conmigo misma y de lo que logré, —Lo haré de nuevo.

—Emmett.—cedió Edward.

—Yo...paso.—fue lo único que dijo

—Aquí hay una dulce música, más suave, que los pétalos de rosa al caer al césped.—leo suavemente hacia mi hija, está arropada de pies a cuello con su frazada, —O rocío nocturno en aguas quietas entre paredes, de sombreado granito en un desfiladero...música que trae dulces sueños de sus dichosos cielos.

Según yo ya estaba dormida, oía su suave latido de corazón y eso me generaba una paz y tranquilidad absoluta. Dejo el libro a un lado y me levanto lentamente para no despertarla, se ve tan pacifica con sus ojos verdes con marrón cerrados, sus pequeñas ondas castañas desordenadas en la almohada.

—Mami...—me llamó, carajo, la había despertado.

—¿Si?—pregunto mirándola.

—¿La tía Alice y el tío Jasper escaparon, porque nos vamos a morir?

Esas simples palabras me destrozaron, Frey era muy inteligente, tarde o temprano descubriría que algo no estaba bien. Este era de esos momentos en los que no sabes que responder.

—No.—respondí después de varios segundos de silencio, —Claro que no, creo que nos dejaron para protegernos, por eso está aquí toda esta gente, nunca pienso permitir que te hagan daño.—sobé su cabeza, tratando de calmarla, —Jamás dejaré que te pongan un dedo encima, no se van a acercar a ti con mala intención mientras yo siga en pie, y no va a ser fácil hacerme caer si tú eres la razón por la que sigo viviendo.

Ella me sonrió y besé su cabeza.

—Te amo, mami...—murmura y yo no puedo morir más feliz.

Carajo, ahora entiendo a mi tía Lyra, siempre se ponía como yo ahora cuando le decíamos eso.

—Yo también te amo, princesa.—la arropo un poco más, —Ven aquí, duerme.

La atraigo a mi y me quedo con ella hasta que se duerme.

⚠︎︎CONTENIDO +18⚠︎︎

—¿Qué son?—oigo a Edward preguntar a mi lado.

—Lo que mis padres me regalaron por dieciocho años.—explico viendo la caja mediana, —En la carta que dejaron con el último dijeron que ya no me regalarían más de estos.—frunzo el ceño, —Y aún no sé el por qué.

—¿Quieres que te ayude a relajarte?—pregunta empezando a besar mi cuello, haciendo a un lado mi cabello y sobando mi cintura.

Me sienta sobre el, haciendo que mis piernas se enreden en su torso, suelto varios suspiros cuando sigue con su trabajo, tocando lo que esté a su paso. Delinea mi clavícula con su boca y me muevo contra el, tengo una falda así que el contacto contra su pantalón se siente demasiado bien, wow, en serio nunca íbamos a parar.

Me dejaba llevar por los besos y toques de Edward, con mis ojos cerrados, escuchándolo gruñir por mis movimientos, lo estaba provocando y me gustaba.

Un regalo, un cumpleaños.

1,  La familia

5, amamos, esperamos

8, importante que

12, por ti

18, todo, amor.

Abro los ojos al instante y dejo de moverme.

Edward frunce el ceño, —¿Qué? ¿Qué tienes?

No le contesto y me bajo de él, empiezo a buscar el número que indican los mini cuadros, cada uno tenía un número, busco el primer cuadro, el que debía tener el número uno por la parte trasera.

—Ashby ¿Qué sucede?—seguía insistiendo Edward viéndome buscar como una loca entre cuadros pequeños, —Ashly.

Me agarra las manos parándome, yo respiraba rápidamente, aunque no necesitase respirar, pero se me había vuelto un tic nervioso que tenía, —Los mini cuadros, creo que forman una frase en su parte posterior.—admití luego de unos segundos.

—¿Qué...?

—Si, mira...—agarro cualquiera que esté a mi alcance, le doy la vuelta, —Trece, "siempre ha"—leo y luego me apresuro a agarrar el catorce, —Catorce, "sido por"—Edward me ve con el ceño fruncido, —Eddy, trece, catorce, siempre ha, sido por. Siempre ha sido por.—aclaré.

El pareció entender, —Te dejaron una frase, dos palabras por cuadro.—agarra otro cuadro pequeño entre sus manos y le da la vuelta como había hecho antes, —Dieciséis, "hemos tratado"

—Diecisiete, "de darte"—leo cuando encontré la siguiente, Edward ya tenía en manos la que seguía.

—Dieciocho, "todo, amor."—se giró a verme, yo ni sabía como reaccionar, —"Hemos tratado de darte todo, amor." Hay que juntarlas, puede ser que encontremos algo.

Asiento y empezamos a juntar los cuadros por la parte posterior, —La familia es lo más importante, ¿Amamos, esperamos?—leo lo que habíamos hecho—¡Edward!

—Lo siento, número equivocado.—se disculpa y lo quita para poner el que en verdad sigue.

La familia es lo más importante, Ashly, te amamos, esperamos que recuerdes siempre lo...—frunzo el ceño cuando no veo la pieza que debe ir ahí, me giro a mi esposo, —¿Dónde está? ¿No la has visto?

El niega varias veces, —Debe estar por ahí.

—No, Edward no está.—vuelvo a ver a la caja, rebuscando por todos lados, —No, no, no, tengo que completar esto, tengo que saber que me quisieron decir.—me empiezo a alterar, lágrimas se me acumularon en los ojos, lágrimas que nunca podrían salir.

—Si no encuentras el cuadro podríamos preguntarles.—trata de tranquilizarme, cosa que no funciona ahora.

—No, no puedo verlos, no sé ni cómo entablar conversación que no sea incómoda con ellos, necesito ese cuadro, necesito saber que es lo que decía ahí, tengo que encontra...—mis palabras son silenciadas por los labios de Edward sobre los míos.

Comienza a pasar sus manos por mis rodillas, dibujando cualquier cosa en ellas, yo me pierdo en el, paso mis manos por su cuello y dejo caer una mano en su hombro, esta viaja a su pecho, tratando desabrochar su camisa mientras la otra mano ejerce un poco de fuerza en su cuello tratando de apagarlo aún más a mi, si es que se podía.

Me siento encima de él, como antes y entierro mi cara en su cuello. El huele extremadamente delicioso, siempre me había gustado su perfume y el olor que el mismo desprendía. Mis labios hacen contacto con su delicada, pálida y fría piel de su cuello y lo siento suspirar.

Dejo besos húmedos en su cuello, desliza sus manos hasta mi trasero y las deja ahí. Edward sigue suspirando, yo sigo con mi ataque en su cuello y moviéndome contra el, sus manos aprietan mi cuerpo con deseo.

El me da la vuelta, dejándome sentada y el arrodillado frente a mi, me tortura como yo antes lo había hecho, levanta mi falda lentamente, tentándome.

Pero aún recuerdo que mi hija está aquí.

Oh, perdóname, Merlín.

Al menos me tapaba para que no escuche y quede traumada de por vida, luego quito la almohada de la boca, —Edward, no vas a convencerme y hacer que me olvidé del cuadro.—murmuro divertida.

Lo veo levantarse, se pasa el pulgar por la boca, —Yo creo que si puedo, y deberíamos seguir buscando, en eso si tienes razón.

—"La familia es lo más importante, Ashly, te amamos, esperamos que recuerdes siempre lo importante que eres para nosotros, hemos hecho todo por ti, siempre ha sido por ti, porque hemos tratado de darte todo, amor."—leo lo que dice la frase, lo habíamos terminado.

Al final la pieza estaba debajo del sillón. Sí, tanto estrés y drama para que haya estado debajo del sillón.

Mis ojos llenos de lágrimas que jamás saldrían no me ayudaban. Si me amaban, al menos eso daban a entender, —Al final ellos si se daban cuenta de mi existencia...—logro articular, Edward me abrazaba por los hombros.

—Claro que si, esto lo dice, te aman, demasiado, todo lo que hacen es por ti—besa mi mejilla.

Le doy la vuelta a todas las piezas, las "manchas de colores" que antes veía cuando estaban separados ahora eran como un prado colorido y había palabras formadas de color dorado:

"Familia Mendoza:
Aarón y Fayna Mendoza.
Ashly Thea Mendoza."

—Espera.—dije sonriendo y traje una pintura dorada y un pincel, traté de hacer que los cuadros no se muevan y tracé otro nombre en ellos, —Perfecto.

Edward vio lo que había hecho, sonrió mucho, luego me miró, —Demasiado perfecto.

Ahora era diferente:

"Familia Mendoza:
Aarón y Fayna Mendoza.
Ashly Thea Mendoza.
Freissy Cullen Mendoza"

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